domingo, 14 de noviembre de 2010

Quidam

A veces las cosas no suceden como uno las planea, y el destino te hace saber que siempre él tendrá la ultima palabra.

Aun asi no se te niega...solo cambian las circunstancias.

Hace seis meses cuando se anunció la presentación por primera vez de Cirque du Soleil en Colombia, la frase del coyote "a mi no me gusta hacer planes con tanto tiempo de anterioridad porque uno no sabe lo que puede pasar" sonó como un pequeño recorderis a lo incierto que puede ser el futuro. No habia duda, se buscaría la boleta mas cara, porque la ocasión y el entusiasmo lo ameritaba.

El 10 de junio, dia en que inició la preventa, la cabeza y el corazón llenos de lágrimas despedían al cómplice del último año, asi que la promesa de compartir la magia se transformó en el homenaje al hombre que parte de la tierra. Un corazón sensible y tambien entristecido tomó mi mano y aceptó la invitación. Las boletas fueron compradas el último dia de preventa, ahora con la premisa de ser sillas seguidas, fuera la localdad que fuera dada la escasez alcanzada en 6 dias. Solo restaba esperar.

Y el destino nuevamente recordó su principio de volatibilidad; aquella mano dulce y comprensiva desesperó ante mis bloqueos emocionales. Una botella fue lanzada al mar... pero se rompió contra la roca en la que se estrelló. Se perdió esa Fe, pero aun quedaba la promesa del encuentro en la carpa.

El dia llegó con apenas unos intercambios de líneas en el chat en donde se concertó punto y hora de encuentro. Un nuevo corazón colgado del techo, me despedia por el teléfono esperando que me fuera bien, pero no tanto. La charla diplomática del "como vas", " que ha pasado con esto" sirvió de telón de fondo mientras se esperaba el inicio de la magia anhelada. Una aunsente despedida e indicación "yo voy por aqui y tu por allá" fue el punto a este párrafo que el destino redactó a su antojo.

Aun asi, me permitió estar ahí. La magia fue total... la música erizó la piel y las acrobacias y coreografías fueron mágia durante dos horas. El aliento se contuvo al ver volar a una chica a los hombros de una torre humana de tres hombres, los ojos se conmocionaron recordando al coyote ausente mientras una danzarina aérea desciende por la tela. En un juego de referenciación, suenan dos segundos de mi himno de Cirque: "Alegria!".

Él, el Destino, puede darte tres vueltas y llevarte de una emoción a otra en solo cinco meses y cinco dias. Pero al final, que realmente es un continuar, queda resonando mi corazón "como un asalto de Felicidad"